¿Sabías que andar rápido puede ser una de las mejores formas de mejorar tu salud, tu forma física y tu peso? Andar rápido es una actividad aeróbica de baja intensidad que tiene múltiples beneficios para el organismo. En este artículo te contamos cuáles son las claves para andar rápido de forma correcta y eficiente, y cómo puedes aprovechar esta práctica para quemar grasa y adelgazar.

Lo primero que debes saber es que andar rápido no es lo mismo que caminar. Andar rápido implica un ritmo más elevado, entre 6 y 8 km/h, que requiere un mayor esfuerzo cardiovascular y muscular. Para andar rápido correctamente, debes mantener una postura erguida, con la cabeza alineada con la columna, los hombros relajados y los brazos flexionados a 90 grados. Los pies deben apoyarse primero con el talón y luego con la punta, impulsando el cuerpo hacia adelante. La respiración debe ser profunda y rítmica, sincronizada con los pasos.

Los beneficios de andar rápido son numerosos. Entre ellos se encuentran:

  • Mejora la circulación sanguínea y la presión arterial.
  • Fortalece el corazón y reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
  • Tonifica los músculos de las piernas, los glúteos, el abdomen y la espalda.
  • Aumenta el consumo de oxígeno y la capacidad pulmonar.
  • Favorece la eliminación de toxinas y residuos del organismo.
  • Estimula la producción de endorfinas, hormonas que generan bienestar y reducen el estrés.
  • Ayuda a controlar el apetito y a regular el metabolismo.
  • Quema calorías y grasa corporal, contribuyendo a la pérdida de peso.

Para aprovechar al máximo los beneficios de andar rápido, es importante que sigas algunas recomendaciones:

  • Elige un calzado adecuado, cómodo y con buena amortiguación.
  • Usa ropa ligera y transpirable, que se adapte a la temperatura ambiental.
  • Hidrátate antes, durante y después de la actividad, bebiendo agua o bebidas isotónicas.
  • Calienta antes de empezar, realizando ejercicios de movilidad articular y estiramientos suaves.
  • Empieza con un ritmo moderado e incrementa la intensidad progresivamente, según tu nivel de forma física.
  • Varía el recorrido, el terreno y la inclinación, para trabajar diferentes grupos musculares y evitar el aburrimiento.
  • Establece una rutina, fijando unos días y unas horas para realizar la actividad, al menos 3 veces por semana.
  • Mide tu frecuencia cardíaca, para asegurarte de que te mantienes en la zona aeróbica, entre el 60% y el 80% de tu frecuencia cardíaca máxima (FCM). Puedes calcular tu FCM restando tu edad a 220.
  • Combina andar rápido con otras actividades físicas complementarias, como ejercicios de fuerza o flexibilidad.

Andar rápido es una forma sencilla, económica y saludable de estar en forma, quemar grasa y adelgazar. Solo necesitas un buen par de zapatillas, ganas de moverte y seguir estos consejos. ¿A qué esperas para empezar?