Las fracturas de la región de la cadera se corresponden con aquellas que se dan en el extremo superior del fémur, y con las fracturas de muñeca, son las más habituales en los ancianos. Pese a que clásicamente se las divide en dos grupos; las fracturas de cuello de fémur y las de la región troncatárea. En ambos casos, los problemas causados serán similares, ya que normalmente se observan en personas mayores.

Estas fracturas acostumbran a producirse por caídas simples, en gran medida condicionadas por la osteoporosis, habitual a estas edades. Además, se soportan cargas que pueden suponer tres veces el peso del cuerpo.

En la región de la cadera, pese a que en la juventud es una zona muy resistente, es donde los efectos de la osteoporosis serán muy visibles en ancianos, ya que desaparecen las trabéculas óseas, en ocasiones en proporciones importantes.

Las fracturas de cadera son casi dos veces más habituales en mujeres que en hombres, y esto se debe a que la pérdida de cantidad ósea por osteoporosis es mayor en el sexo femenino.

La frecuencia de estas fracturas varía en función de los países y de la geografía, siendo la incidencia más alta en los países del norte de Europa o de los Estados Unidos en relación a los pacientes más mediterráneos, por lo que se considera que las exposiciones al sol marcan una diferencia importante. En esta línea, la incidencia es menor en áreas rurales, donde los ancianos realizan una mayor carga física y se exponen más a la luz ultravioleta.

¿Qué personas tienen más posibilidades de padecer una fractura de cadera?

Si hubiese que realizar un perfil del paciente con fractura de cadera, este podría ser el siguiente: “Mujer de raza blanca, con más de 70 años, de complexión delgada, vida sedentaria y una tendencia a las caídas repetitivas. La paciente puede padecer enfermedades de tipo crónico, y puede estar sometida a distintas medicaciones como por ejemplo sedantes, antidepresivos… A su vez, en la familia pueden existir antecedentes de osteoporosis y fracturas de cadera.

Generalmente, se puede decir que el número de estas fracturas ha aumentado en los últimos años, coincidiendo con el envejecimiento paulatino de la población. En Estados Unidos, se producen más de 200000 fracturas de cadera anuales, en el Reino Unido más de 50000, y en España la cifra está situada en torno a los 30000 casos anuales.

Además, se estima que de cara al comienzo del próximo siglo, el número de casos puede duplicar a los que había en el año 1980, por lo que por entonces, tres de cada diez camas de los servicios médicos de traumatología de los hospitales podría estar ocupado por ancianos con este problema.

Tres de cada diez ancianos mayores se caen al menos una vez al año
 

Prevención de la fractura de cadera

La prevención de las fracturas de cadera está considerado a día de hoy como un punto básico en los programas sanitarios de los distintos países. Actualmente, la mortalidad en personas operadas de cadera tiene una media de edad de 75 años.

Uno de las principales metas es conseguir un efecto más eficaz ante la osteoporosis, aplicando medidas que consigan retrasar su aparición. Así, mediante una alimentación equilibrada en proteínas y vitamina D, así como un aporte de calcio suficiente y estrógenos, pueden intervenir y funcionar como medidas que frenan la pérdida de masa ósea.

A su vez, es importante que el anciano mantenga una actividad física diaria, caminando —siempre dentro de sus posibilidades— y evitando largas estancias en la cama o incluso sentado. Además, puede valorarse también un programa de tratamiento con estrógenos, aunque en este punto será precisa la colaboración de un especialista en Ginecología. No obstante, este tratamiento deberá realizarse una vez haya comenzado la menopausia.

Prevención de las caídas en ancianos

La prevención de las caídas de los ancianos es importante para evitar las fracturas, y no solo tiene que preocupar a los profesionales sanitarios, sino también a los familiares.

Las posibilidades de caerse aumentan con la edad, y de hecho en torno a un 30% de la población mayor de 75 se cae al menos una vez al año, y cuando se superan los 80 años, el porcentaje aumentaría hasta el 50%. Como la mayor parte del tiempo lo pasan en casa, es necesario instalar pasamanos o barandillas en lugares como el salón, el dormitorio o el aseo.

Las alfombras son un peligro para personas mayores, por lo que o deberían estar bien adheridas al suelo o deberíamos prescindir de ellas. Las zonas oscuras también lo son, por lo que la iluminación es importante.

Debe tenerse en cuenta también la ingesta de medicamentos de tipo sedante, así como aquellos que causan hipotensión ortostática en pacientes con predisposición a las caídas. En estos se debe evitar el consumo de alcohol y/o de tabaco, ya que son favorecedores de la osteoporosis.

Fuente

topdoctors.es